lunes, 2 de abril de 2012

BLACKWOOD MANOR: Capítulo 8 (4/5)

-          ¿Tu padre?- le preguntó Adam, sin ser consciente aún de que la tuteaba.
Iba a continuar interrogándola, pero justo en ese momento llegó Sofía. Se apartó de Harriet de inmediato, aunque no con la rapidez  necesaria para evitar que su prima los viera. Con la culpabilidad de un adolescente, que ha sido hallado realizando un acto censurable por un adulto, fijó la mirada en el suelo. "Adam, ¿qué se supone que haces?", se reprendió mentalmente. "¿Por qué te comportas como un maldito jovenzuelo?".
-        Es un placer verla, Miss Becksey- la saludó con cortesía.
-       También para mí, Mr. Wontherlann- aseguró la joven, enviando una inquisitiva mirada a ambos.
Acto seguido, Harriet dirigió una educada inclinación de cabeza a Adam, y se disculpó ante él. El futuro conde cogió su mano con delicadeza, y la besó.
-        Por supuesto- dijo, observándola fijamente-. Sé que le interesará estar informada sobre la mejoría de Miss Prince. Le diré a Elene que le lleve noticias de ella.
-        Se lo agradezco- aseguró Harriet sin llegar a sonreír.
Adam la observó alejarse junto a Sofía, y finalmente desaparecer. Se pasó una mano por el rostro, y luego por el cabello. Instantes más tarde, Felipe Thograwn, se unía a él en su vigilancia junto al cuarto de Miss Prince. El futuro duque llevaba botas altas y un traje de montar a medida. Un cuerpo atlético y bien proporcionado, acostumbrado a las largas cabalgatas y al ejercicio físico, se dejaba entrever tras su sencillo vestuario. Llevaba el cabello revuelto, luciendo un aire despreocupado nada común en él, pero que no lograba empeñar su elegancia y majestuosidad.
-        Frank me ha informado lo ocurrido con Miss Prince- dijo-. He venido en cuanto he podido. ¿Cómo se encuentra ella?
-        Mejor, según lo que me han informado- contestó Adam, sin dejar de pensar en Harriet y la aflicción que reflejaba su bello rostro. ¿Acaso sus duras palabras habrín colaborado en proporcionar esa profunda incertidumbre que velaba sus ojos? ¿Qué diría aquella carta? ¿Por qué no podía extinguir esa impotencia que le producía no poder ayudarla?
-        ¿Adam? ¿Pasa algo?- lo interrogó Felipe.
El joven negó con la cabeza, y suspiró.
-        Nada que deba inquietarte- aseguro. Y tras un breve silencio, le dijo-: He dejado a Jacob en la biblioteca, y le he prometido volver cuanto antes. ¿Te reunirás con nosotros más tarde?
Felipe le dirigió una pensativa mirada.
-        ¿El Capitán Jacob Dolleby? ¿Ese hombre del que te hiciste amigo en el ejército?- preguntó.
-        Así es- asintió Adam-. Ha llegado esta mañana. Se quedará un par de días antes de volver a Londres.- Adam vaciló unos instantes, y dijo-: Verás, yo...- suspiró-. Jacob no está acostumbrado a alternar con la aristocracia, y teme que ustedes puedan despreciarlo por su origen humilde. Le he asegurado que ustedes le tratarían bien, y...
Felipe apoyó una mano en su hombre, y sonrió.
-        Será un honor conocerlo. Y estoy seguro de que para Richard, Julián y Kenneth, también- aseguró-. Tranquilo. Me uniré a ustedes dentro de unos instantes.


_._._._._._._._._._._._._


La dos jóvenes primas descendieron en silencio las escaleras y se digirieron hacia la biblioteca a buscar a Agnés. Sofía había intentado reprenderla, pero había enmudecido en cuanto Harriet le mostró la carta y su remitente. Llenas de inquietud, continuaron su silenciosa marcha hacia la biblioteca.




Agnés se encontraba sentada en el piano, intercambiando algunas palabras con Richard Thograwn. El joven se encontraba apostado junto al instrumento, a una distancia más que prudente de la hermosa Agnés, erguido y con las manos cogidas en su espalda. Una agradable sonrisa esbozaban sus labios delgados, contrastando fuertemente con su melancólica mirada. Aún había rastro de su habitual abatimiento, pero ahora, una pincelada de esperanza lo suavizaba.
En cuanto Sofía y Harriet entraron al cuarto, Agnés se levantó. Les dirigía una sonrisa deslumbrante, señal de lo cómoda y tranquila que se hallaba en compañía de Mr. Thograwn, pero en cuanto observó la angustia reflejada en sus rostros, su alegría se esfumó. Se acercó a ellas, indecisa, y las interrogó con la mirada.
-          Ha llegado una carta- le informó Harriet, con voz trémula-. Es mi padre.
Los delicados labios de Agnés se abrieron para decir algo, pero no fue capaz de articular palabra. Entendía lo que aquella carta podía significar para Harriet, y no tenía palabras describirle cuán aterrada estaba. No obstante, la fortaleza de Harriet volvía sorprenderla, como siempre. De estar en su situación, no habría podido sostenerse en pié. Pero allí estaba Harriet, aterrada, seguramente, tanto como ella misma, pero siempre íntegra y compuesta.
-          Subamos a nuestros cuartos- opinó Sofía-. Allí podremos leerla con calma.
-          Estoy de acuerdo- asintió Harriet.
Se disculparon ante los caballeros que en la biblioteca estaban, y salieron del cuarto en una lenta procesión.  Entraron al cuarto de Sofía, y una vez allí, tomaron asiento. Ninguna dijo nada por unos instantes, temiendo lo peor, y a la vez, rogando un milagro del cielo.
-          ¿Quieres...que la lea yo?- le preguntó Sofía.
-          No- se negó de inmediato Harriet con decisión-. Puedo hacerlo. Tranquila.
Harriet acarició el sobre por unos instantes, sin decidirse a abrirlo. Las manos le temblaban, aunque intentaba disimularlo.
"Por favor...", suplicó mentalmente, observando detenidamente el sobre. "Por favor...".
Con lentitud, cogió el abrecartas que se hallaba sobre una bandeja en la mesa del centro, y la utilizó con suavidad y maestría. Volvió a dejarlo sobre la bandeja, y sin demostrar apuro alguna, cogió el mensaje que había en su interior. Le sorprendió encontrarse con dos notas distintas. Extrañada, abrió el primero.
"No es mi padre", fue lo primero que pensó en cuanto vio la letra. Comenzaba diciendo: "Mis queridas niñas", por lo que, supuso, era un mensaje dedicado por alguna de sus tías para ellas. Lo dejó sobre su regazo, y procedió a abrir la segunda misiva. Su urgencia y su ansiedad eran cada vez mayores, y la desdobló con desesperación. El corazón el dio un salto al reconocer la letra de su padre. Se llevó una mano a los labios, ahogando el sollozo que amenazó con escapar de su garganta. Los ojos se le llenaron de lágrimas al leer: "Mi amada hija...". Tras unos instantes de silencio, dejó caer el papel sobre su regazo y se cubrió el rostro con ambas manos, dejando que el llanto se adueñara de su cuerpo.



Agnés se arrodilló a su lado, y le acarició el brazo. Había lágrimas en sus ojos también, y una angustia indefinible en la expresión de su rostro.
-          Harriet...- murmuró ella-. Harriet... ¿qué ha ocurrido?- El corazón contraído dolorosamente en su pecho-. Dinos por favor, ¿cómo está nuestro tío?
Tras unos instantes de silencio, Harriet se descubrió el rostro y observó a Agnés. Sus ojos y sus mejillas estaban cubiertas de lágrimas, pero sus labios se curvaban en una sonrisa. Cogió ambas manos a Agnés, y le dijo, sollozando y riendo a la vez:
-        ¡Está bien, Agnés!- exclamó-. Aún necesita cuidados, pero mejorará. ¡Mejorará!
-        Gracias a la Altísima Providencia...- murmuró Sofía, con sus ojos también cargados de lágrimas, pero ahora, presa de una infinita felicidad.
Agnés abrazó a Harriet con fuerza, y las dos lloraron y dieron gracias al cielo por la mejoría de su padre. Una vez se hubieron calmado, Harriet cogió el otro mensaje que sobre sus rodillas descansaba, y se lo tendió a Sofía.
-        Ten. Léelo- le dijo-. Estoy agotada y no podría hacerlo. Ha sido demasiado tensión para un sólo día.
-        Tienes toda la razón- le dijo Sofía,  secándose discretamente los ojos antes de revisar la carta. La desdobló con curiosidad, y sonrió-. Es mi madre. Nos habla a las tres.
-        Léela en voz alta, Sofía- le rogó Agnés.
-        Lo haré. Pongan atención- accedió la joven. Se acomodó en el asiento, e inició la lectura-: "Mis queridas niñas: A pesar de la distancia que nos separa, nuestro corazón y todos nuestros ruegos están con ustedes. Hemos llegado al fin, un poco más tarde de los previsto, pero bien de salud y de espíritu. Fue dura la separación, y aún me duele haberlas dejado solas, pero una vez aquí, en este lugar tan turbio y triste, aplaudo la decisión que tomamos."
"Queridísima Harriet, ya habrás leído la nota que tu padre que con tanto esfuerzo te ha dedicado. Le rogué que no se esforzara, pero en cuanto ha sentido que las fuerzas volvían a su cuerpo, ha insistido en escribirte por sí mismo. Su salud ha mejorado considerablemente, pero aún requiere muchos cuidados. En tu nombre, y con tu cariño, velamos y velaremos por él, cada día y cada noche, sin descanso."
"Llega el atardece, y la luz se extingue rápidamente en el horizonte. No podemos gastar aceite en luz, por lo que pronto deberé dejar de escribir. Anhelamos regresar a Londres, sin embargo, entenderán que vuestros padres nos necesitan a su lado, aunque lo nieguen rotundamente. Quizá no podamos blandir una pistola en el campo de batalla, pero podemos iluminar y dar descanso, con nuestra presencia, a sus maltrechas almas, tan llenas de desolación y agotamiento."
"El Conde de Blackwood es un hombre ejemplar, y sé que las cuidará con dedicación. Permanezcan unidas y cuídense mutuamente. Sofía, cariño, te extraño, pero muy pronto volveremos estar juntos."
Sofía acabó la lectura, y un largo silencio sucedió a sus palabras. Las tres jóvenes intercambiaron una mirada, y luego, una dichosa sonrisa. Su estadía en Blackwood Manor se extendería indefinidamente, de momento, pero al menos sabían que sus padres estaban bien. Ya nada importaba; la angustia, generada tras días y días en la espera de noticias, se había al fin disuelto, dando paso a una inusitada paz.
Pronto todo volvería a la normalidad, y regresarían a Londres, junto a sus familias.
    

_._._._._._._._._._._._


Lawrence Wontherlann, Conde de Blackwood, se dio la media vuelta y fijó su mirada en Dave Richmond. El doctor se hallaba cómodamente sentado en uno de los sillones, bebiendo una copa de vino con absoluta tranquilidad, saboreando cada breve sorbo que daba al líquido. Sin embargo, el conde sabía que esa era sólo una fachada. Lo sabía, por la forma cómo se comportaba. Jugueteaba con el licor de su copa, daba rápidos golpecitos en los brazos del sillón con la mano izquierda, flectaba la pierna derecha y luego volvía a estirarla. No obstante, su rostro permanecía inmutable, y el tono de su voz, inalterable.
-        ¿Cómo crees que se encuentra Miss Prince, Dave?- lo interrogó.
El médico alzó distraídamente la mirada, y asintió.
-        Estará bien. Le he recomendado unos días de descanso, pero se ha negado rotundamente a aceptarlos- dijo. Tras unos instantes, esbozó una sonrisa y agregó con melancolía-: Deborah no ha cambiado ni un ápice. Siempre ha antepuesto sus obligaciones, y lo sigue haciendo.
-        No sabía que la conocieras- indicó el conde, tomando asiento ante él.
Dave Richmond bebió un sorbo de licor, y asintió.
-        Han pasado muchos años desde entonces. Mi madre y la suya fueron muy buenas amigas. Cuando Scott Prince murió, dejó a su familia en la ruina, y con una cantidad insana de deudas. Dianne Prince se convirtió en la dama de compañía de mi madre, a la que hizo vivir en nuestro hogar junto a su hija- le relató-. El deseo de mi madre fue siempre dejarle una pequeña porción de nuestra fortuna, pero nada de aquello ocurrió. Mi madre murió, y mi hermano mayor administró desde entonces nuestra herencia.  Por otro lado, Dianne Prince enfermó, y fue internada. Jamás mejoró y su hija se hizo cargo de ella hasta el último de sus días- recordó, observando fijamente la copa que en su mano derecha sostenía-. Mientras estuvo hospitalizada, mi hermana y yo le ofrecimos toda la ayuda, tanto afectiva como económica, que nos fue posible. Meses después yo abandoné nuestro hogar, para iniciar mis estudios, y no volví a saber de ella, hasta ahora.
-        Es una historia lamentable- opinó Lawrence Wontherlann, negando con su cabeza-. Es una lástima que una mujer como ella, tan joven y llena de virtudes, deba quedarse soltera.
-        Ella lo ha decidido así, y no el destino, Lawrence.- Dave Richmond alzó la barbilla y fijó la vista en el conde-.  Tuvo la oportunidad de casarse, de tener estabilidad económica y un elevado estatus social, pero lo rechazó para cuidar a su madre.
Lawrence Wontherlann lo examinó con fijeza, pero antes de que pudiera formularle la pregunta que rondaba por su mente, unos suaves golpes sonaron en la puerta.
-          Adelante- dijo.
Frank Atwater entró al cuarto y dirigió una reverencia a ambos hombres. Traía consigo, sobre una bandeja plata, una misiva recién llegada a Blackwood Manor. Hizo entrega de ella al conde y se situó a su lado, en silencio. Lawrence Wontherlann se levantó de su asiento, con el mensaje fuertemente cogido entre sus manos. Se acercó a los ventanales, y una vez allí, la examinó. No tenia remitente, ni sello, ni firma alguna. La desdobló entre sus manos y la leyó con detención. A penas eran unas pocas palabras, escritas con despreocupación y celeridad.  
-        ¿Quién la trajo?- preguntó, con voz inexpresiva, una vez acabó su lectura.
-        Un servidor de la Grimmnhar Manor- le informó el mayordomo-. Le he ofrecido descansar antes de retornar, pero se ha rehusado a hacerlo. ¿Necesita algo más, señor?
-        No, Frank. Está todo bien.
-        Si me disculpa, señor, estaré en la cocina.
"No", se desmintió el conde mentalmente. "No está todo bien". Volvió a leer el breve mensaje, obligando a su mente hallar la solución al nuevo problema que se les presentaba, a él y a la resistencia inglesa. Norton Grimmhar había sido informado de una filtración de información. La red de espionaje francesa dentro del reino era mucho más fuerte de lo que pensaban, y ahora, sus planes tambaleaban de un hilo. Necesitaban informar a Wellinghton cuanto antes del peligro, e instarlo a que se cuidara las espaldas. Todas sus esperanzas se encontraban puestas en ese hombre; si llegaba a ocurrirle algo, dudaba que hubiera otro líder capacitado para dirigir el ejército inglés contra las fuerzas de Napoleón.



«Ten cuidado, Lawrence», le había escrito Norton. «Sospechan de nosotros. Somos la única red directa hacia Wellinghton. No pueden detenernos.»
-        Espero que no sea nada grave- oyó decir a Dave Richmond a sus espaldas.
-        No, Dave- mintió el conde-. Todo está bien.
-        Voy hacer un viaje a Londres, Lawrence- le informó el doctor-. Necesito proveerme de algunos elementos, ahora que la época más dura del invierno se aproxima. Si retraso la adquisición de estas medicinas, luego será imposible encontrarlas. La guerra, las enfermedad y el escaso transporte acabarán con los abastecimientos, incluso de Londres.
-        Estoy de acuerdo contigo.
-        Sobre todo, considero que debemos adquirir una cantidad considerable de fenol y láudano, entre otros- comentó el médico-. Prometo no ausentarme más que un par de días.
-        Por supuesto- contestó el conde distraídamente.
Su mente, en ese momento, se encontraba muy lejos de Dave Richmond y de Blackwood Manor. Necesitaba hacer llegar ese mensaje a Wellinghton, pero temía que lo interceptaran de camino a Londres. Y entonces, ¿qué sucedería con Inglaterra? Y lo que era aún peor, ¿qué sucedería con su hijo? Si los franceses lograban identificarlos, no dudaba que intentarían sacarlos de su camino.
-        Partiré esta misma noche- dijo Dave Richmond levantándose del sillón, y acabando el vino que quedaba en su copa-. ¿Necesitas hacer algún trámite? ¿Quizá enviar un mensaje a Londres?
Lawrence Wontherlann alzó el rostro lentamente. Ahí mismo estaba, en su propio cuarto, la solución a sus problemas, concretada en Dave Richmond y el inesperado viaje que realizaría a Londres. Sin darse la media vuelta, contestó:
-        Te estaría muy agradecido que entregaras una carta en mi nombre.
-        Lo haré- contestó el doctor-. Ahora, iré a preparar mi equipaje. Espero que podamos compartir unas copas más antes de mi salida.
-        Sí, amigo mío. Por supuesto.

21 comentarios:

MariCari dijo...

Vaya, vaya, así que el doctor conoce a Miss Prince, y le rechazó, supongo... en fin, es posible que uno de los 2 sea el espía... pero me tienes liada, sí, porque la verdad es que en el momento que leo palabritas de cortejo entre ellos y las primas... se me pone una nubecita en la cabeza y ya no estoy para intrigas ni guerras... ayyy! prefiero el amor a la guerra, ja ,ja...

Pero está sabroso, nena, tú no dejes de escribir así que la cosa va cada vez mejor, je ,je...
Bss, amiga...
Querida, date cuenta de las letritas que tengo que escribir para corroborar que no soy un robot, en todo caso, una robota, ja ,aj...
mishisit orginge

Ingrid V. Herrera dijo...

Hola, hola, lady Eileen!
No recuerdo si ya te había dejado comentario con anterioridad o no.
Antes, quiero agradecerte por haberte pasado a mis dos blogs e invitarme al tuyo.
Yo era seguidora tuya desde hace un tiempo y me encantó la temática de tu blog y novela. La cancioncita del fondo es como... no lo sé, no dejo de suspirar. Quisiera ver terminada esta novela porque me encanta todo lo histórico. Más adelante, yo quisiera escribir una, la tengo pensada, pero primero tengo que terminar un par de pendientes. Me gustaría entonces, poder acudir a tí cuando me surjan dudas acerca del tema :D podría?
Creo que es todo por ahora
Au revoir

AKASHA BOWMAN. dijo...

Hacía mucho tiempo que no teníamos oportunidad de leerte y tu reaparición fue para mí una grata sorpresa. El anterior capítulo me lo perdí porque, por caprichos de blogger, no apareció la actualización en mi blogrroll, pero ya me he puesto al día y he leído los dos de corrido. ¡Qué placer volver a toparme con mi favorito, el siempre melancólico y correcto, apuesto y caballeroso Richard Thograwn!

Sigo pendiente de la trama del espionaje y aunque tengo ya alguna que otra suposición en mi cabeza te advierto que a la hora de desenredar intrigas resulto malísima jejejjejeje

Te sigo leyendo, ya lo sabes.

Un besito enorme, miss Eileen.

anne wentworth dijo...

Ups!!! como que Sofia les hecha miraditas criticas?.. pero si a ella porque no la ven.... en fin espero que Harriet le informe a Adam que su padre este bien y tengan ocasion de hablar!!!
pues a ver que se traen el Dr y Mrs Prince, espero que ellos no sean los malos de la historia...
seguimos al pendiente amiga a ver que pasa!!...
besos!!!!

Paula dijo...

Hola! Que bien se está poniendo la historia! Me gusta que la trama se vaya complicando con el espionaje. A pesar de que la vida en Blackood Manor siga entretejiendo sus intrigas amorosas, el trasfondo de la guerra, la amenaza pendiente le da un carácer especial a la historia. De las tres primas debo decirte que me encanta la personalidad de Harriet, que espero que la dulce Agnes se atreva a florecer y que Sofía es tal vez con la que más me identifico.
Y pasará algo entre Miss Prince y el conde? Mmm...
Te mando un beso y me seguiré poniendo al día!

Nauzet dijo...

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Anónimo dijo...

Aún tengo pendiente leer esta parte del capítulo 8, pero vengo a decirte que tenés premio en mi blog!!
Besos.

Anónimo dijo...

Eileen.
Primero que todo tengo que comentarte que fue un gran dilema si comentar o no, te has tomada todo un gran trabajo realizando esta historia mas allá del desarrollo del relato, junto con elegir actores para tus personajes (donde puedo identificar a mi muy adorado Dan Stevens), también les agregaste lugares y hechos históricos que los envuelven.
No estoy segura si lees los comentarios antes de permitir su publicación, si es así, tienes la total libertad de no publicar este comentario si lo crees necesario y si así lo prefieres, estaré muy feliz con que tan solo lo leas.
Primero en relación a los hechos constatables creo que deberás saber que la guerra contra Napoleón duro hasta mas o menos 1815, en esa época la moda era muy distinta a la que imprimes en tus relatos. Estoy segura que más de alguna vez habrás visto películas de las novelas de Jane Austen, bueno, a eso se le llama la moda de la regencia y entre esa época es más o menos así como se visten, la moda de grandes vestidos es mas de los años entre 1760 y 1780 y luego durante 1850 a 1870 cuanto mucho.
También debo decirte que hay ciertos errores en relación a la etiqueta que debes tener cuidado, si cometes un error como ensuciar algo las disculpas se las das a los anfitriones pero las gracias a los sirvientes, además hay ciertos estándares de conducta en que se deben mantener y mover los individuos, más en tiempos como aquellos, relacionarse con la servidumbre era impensado, no se consideraba ni siquiera como una posibilidad y no porque las personas no creyeran en ellos como personas en si, sino que simplemente no se encontraba en su idiosincrasia, en la identidad de lo individuos, menos aun un ingles, por muy liberar que este sea, cultura que se mantuvo hasta al menos 1910. Un dato mas, en esos tiempos y hasta bien adelantado el siglo XX los hombres y mujeres de mas alto rango tenían como ayudantes personales para vestirse y desvestirse a los valet, o ayudante de cámara, todos los hombres al volver del colegio tienen su propio ayudante de cámara, las mujeres la suya propia, pero solo las casadas, las hijas de esta son todas atendidas por la jefa de las sirvientas, y en el caso de invitados sin ayudantes de cámara los lacayos de mayor a menor rango van tomando esos puestos, para las mujeres invitadas, sigue siendo siempre la jefa de las sirvientas (o doncellas). Junto con eso, en relación a la servidumbre, una mansión de la envergadura de "Blackwood Manor" debió haber contado con al menos 200 sirvientes, contando a los encargados de los establos, cocheros, lacayos, sirvientas, los valets, la cocinera y no menos de veinte ayudantes de cocina, los lavanderos y todo el personal del jardín, además del mayordomo y la ama de llaves, y su trabajo consistía en dirigir al resto del personal, el ama de llaves custodiaba las llaves y organizaba a las doncellas y el mayordomo recibía a las visitas, se comunicaba con el señor de la casa, servia el vino y no saludaba más que con una profunda y marcada reverencia.
Además de todo eso, ninguna familia que se considerara respetable permitía que sus hijos e hijos crecieran como ermitaños, acostumbraban a tratar con gente del vecindario y al menos sabían comportarse relativamente bien con extraños, su desenvoltura dependía, claro esta, de la personalidad que tuvieran los distintos individuos, pero la sociedad era un sueño para los jóvenes y no escapaban de ella. Incluso de pequeños (10-12 años) eran llevados a tomar el té con sus vecinos y así evitar que la inoportuna falta de personalidad o excesiva timidez arruinara el nombre de sus familia. Ahora, si las damas llegaban a tener o no tema de conversación eso dependía de ellas mismas o sus padres, y en un secundario caso, sus institutrices, nada más básico que una buena institutriz.

Anónimo dijo...

(sigo con mi comentario xd)

Llegando a tu historia en si, creo que escribes bastante bien y que la practica lleva a la maestría. Narras rápidamente aunque tienes ciertas redundancias, frases que leemos una y otra vez como "sonrojó hasta la punta de sus cabellos", debes cuidar ese tipo de errores que hace pensar si estoy leyendo todo otra vez o si es un capitulo o párrafo nuevo. Además, a pesar que tu narración no es tediosa si alargaste el relato, los periodo de tiempo parecen interminables y son muchos los hechos ocurridos en tan poco tiempo.
Ya en ciertos capítulos he leído algunos de los comentarios que te dejan y tengo el recuerdo que han comparado a Marianne Dashwood con Harriet, para serte sincera siento cierta antipatía por ese personaje de Jane Austen, que se define de por si como impulsivo y sin reparos en sentir y demostrar esos sentimientos sin pensar en normas o propiedad, Harriet por otro lado es sensata y tiene un juicio excepcional, además de bella ha cultivado una gran personalidad, sabe como corresponde actuar y cuando responder, todo aquello junto a una personalidad fuerte y decididas opiniones, más que una Marianne Dashwood es más similar a una Elizabeth Bennet. En cuento a Sofía, creo que ella más que sensata o correcta es reprimida, una persona sensata no actúa como ella, ni juzga de esa manera sin realmente saber todos los lados de un hecho o se enamora ante palabras simples o fugases (en ese caso una mente alerta habria reprochado tales demostraciones de poco decoro y frágiles sentimientos), ni tensa las situaciones o encarece las circunstancias con malos consejos, si su temple fuera realmente el de una persona recatada, prudente y sensata habría ocupado su tiempo en cultivar su mente y tener un elevado concepto del amor y del matrimonio, que en esos tiempos bastaba con la idea de un hombre estable, educado y rico, o de alto rango, preferentemente los dos, una mujer sensata (por ejemplo) no rechazaría una buena propuesta de matrimonio, por el hecho de conocer lo que la institución del matrimonio significa: estabilidad y un techo. Además de saber no solo del amor y el matrimonio, sino que de los temas que una dama debe saber y que con el tiempo sabría más de esos temas por el solo hecho de tener por convicción que una mente debe ser cultivada a toda costa y siendo esa la única manera real de poder realizar elecciones con propiedad, claro esta que las consecuencias de un buen juicio se ven a largo plazo con mentes instruidas en más de un arte y con bastos conocimientos de diversos temas, siempre que estos temas puedan ser aprendidos desde libros. En cuando a Agnes, ella, creo, es la mejor retratada aunque te vas a los extremos.
Para finalizar con el punto de los personajes, creo que los hombres en general son los mejor retratados.
Y ahora si, pera terminar este increíblemente largo testamento, espero serte de ayuda, veo talento entre tus párrafos y espero que lo que te he dicho no sea nada mas que una critica constructiva de una persona que dedica su vida a la lectura. No estoy segura, pero quizás te sirva de referencia el hecho de que estudio literatura y mis profesores son los críticos mas crudos existentes en este mundo y más de alguna vez han hecho a alguno de mis compañeros llorar.

Bueno, eso es todo al fin. Mil besos

Amanda.

Eileen dijo...

Amanda, aunque no lo creas, me he regodeado con tu comentario. Es una gran crítica constructiva, que valoro mucho.
Creeme cuando te digo que era consciente de los muchos errores cometidos- y que tú, tan fielmente, me has hecho saber-, como por ejemplo, la repitición de ciertas frases, el poco tiempo transcurrido y, la falta de servidumbre de Blackwood Manor. También lo fui sobre el problema del marco temporal en la que se desarrolla la novela, pero debo reconocer que no tuve las fuerzas para cambiarla.
Debo decir que la falta de sirvientes, se debe a mi intención de dar un ambiente más aislado y cerrado a Blackwood Manor, pero reconozco que es una incoherencia, y que intentaré no volver a hacerlo.
Me ha gustado la forma a la que te has referido a los personajes, y no sabes cuánto valoro que reconozcas una pincelada de "talento" en mis escritos. Sé que no es perfecto,y que me queda un largo camino hacia adelante, pero lo recorreré cada día con más esperanza y empeño.
Gracias por comentar. En serio. Me da ánimos para continuar escribiendo, y sobre todo, para creer que puedo conseguir mi meta. Ahora mismo, envié un libro a varias editoriales. Espero que ese talento que has visto tú, puedan verlos ellos también. Pero si lo rechazan, no claudicaré. Eso tenlo por seguro.

Un gran abrazo!


EILEEN

Blueberry (Susan Valecillo) dijo...

¡Buenas! Pasando con el objetivo de cumplir con la campaña de “El Club de Las Escritoras” y conocer a todas las socias ^^
Si quieres pasar de regreso, mi blog: secretosysentimientos.blogspot.com a la orden :D
Besos, que tengas un lindo día!
Susan.

Lily's dijo...

LILY:
Debo confesar que soy una lectora voraz, me encantan las novelas y los relatos. Y el tuyo es uno de los mejores que he leido (hace meses que esperaba por nuevas entradas) es interesante, juegas muy bien con los personajes y sus historias es fantastico. Aunque si te digo que a veces te hace falta un poco de orden mientras escribes, pero a pesar de eso tienes una buena manera de expresarte algo que mucha gente envidiaria. Buena Suerte, espero que logres completar tu relato ya que veo que somos muchos invitados a Blackwood Manor que quieren ver como sigue la historia. Besos!!!

Ediciones Midnight dijo...

Hola!!!
Me ha encantado tu blog, pero sobre todo la historia...^^
Me gustaría que nos siguiéramos y afiliáramos... avísame...^^
http://brujas-cuentosdebrujas.blogspot.com
Espero tu visita...^^
Ciao...^^

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho este capítulo, así que estaré esperando impaciente la siguiente parte. Me encanta como escribís y la descripción que hacés de los personajes.
Perdoname por no haberme pasado en tanto tiempo.
Ah, te aviso que ya está lo de la revista Pluma Amateur. Acá te dejo el link: http://nihonphenix.blogspot.com.ar/2012/08/nace-pluma-amateur.html
Espero que te guste.
Besos.

Anónimo dijo...

Hola!!! es un placer leerte. Paso por tu blog para felicitarte por tu adorable historia, y de paso invitarte al mio, que estoy recién comenzando: bransonhall.blogspot.com

Espero verte por ahí pronto, y más aun, espero que subas una nueva entrada pronto para poder seguir leyendo!!!

Mil besos y mil abraso.

L.B.

D. C. López dijo...

Hola guapísima!, me pasaba por aquí para ver que tal estabas, saludarte, y de paso, pedirte el favor de que te hagas eco de esta promoción, si no es mucha molestia (tus compis del club y yo, te estaríamos realmente agradecidas):

http://elclubdelasescritoras.blogspot.com.es/2012/11/pasion-de-navidad-promocion-y-fecha-de.html

Saludos y hasta otra!, muak!

Pd: A ver si me pongo al día con tu historia que creo que me falta un par de capítulos... X cierto, cuando la seguirás continuando? Veo que llevas tiempo perdida -.- Espero que no sea por algo malo.

Lily's dijo...

Me encanta tu historia. Pero que lastima que no publicas mas seguido de verdad nos tienes en suspenso!!!

Unknown dijo...

Hola, Eileen.
Me gustaría saber cuándo vas a seguir publicando esta fantástica historia.Me duele ver que la has dejado a medias después del trabajo que has hecho para que viera la luz, de todo el esfuerzo que has invertido en ella.
Es cierto que tiene sus fallos. Pero he leído novelas históricas que están colgadas en conocidos foros que contienen más disparates históricos que la tuya. Y nadie dice nada. Por lo menos, eres consciente de tus fallos. Otros, en cambio, deben de creerse por encima del bien y del mal sólo porque nadie les señala dónde se han equivocado.
Si es por eso, no te aflijas. Sigue escribiendo tu historia tal cual la concebiste. Aprender de los errores es de sabios.
Pero, por experiencia, no la dejes a medias.
Mucha suerte, Eileen.
Ojala volvamos a saber pronto de Harriet, de Sofía y de Agnes.
Un fuerte abrazo.

D. C. López dijo...

Hola, guapa!

Cuánto tiempo sin saber de ti!

Tengo un nuevo concurso en el club al que perteneces. Te dejo el enlace por si te interesa:

http://elclubdelasescritoras.blogspot.com.es/2015/01/te-gustaria-conseguir.html

Saludos y feliz jueves!

Pd: Si no te interesa participar pero, en cambio, sí quieres ayudarme a promover mi novela, te estaría muy agradecida si lo hiceras!

La Sibarita dijo...

Hola, por casualidad encontré tu blog y me fascino tu historia, me la devore es encantadora creas unos paisajes tan maravillosos que te lo puedes imaginar; pero me he quedado muy triste porque desde hace bastante tiempo no publicas, por favor me encantaría que siguieras compartiendo con nosotras esta increíble historia

Galena dijo...

Qué gran pena que esta historia no se reanude...