lunes, 22 de agosto de 2011

BALCKWOOD MANOR: Capítulo 6 (5/8)

Julián sonrió traviesamente, apreciando con curiosa y detallada atención la reacción de la joven. Si había considerado, en un principio, que Agnés Beckesey era una jovencita tímida, ahora no tenía más alternativa que ratificar aquella primera impresión. Aunque, a su parecer, tal calificativo quedaba corto en lo que a Agnés se refería. Su reacción no era sólo a consecuencia del recato y los buenos modales, como era el caso de la grave de Sofía; y por supuesto, jamás podría llegar a comparar su pusilánime carácter con el vivaz y enérgico de Harriet Beckesey. Agnés parecía una animalillo asustadizo, incapaz de defenderse por sus propios medios, vergonzoso, retraído y sumiso.
Julián suspiró. En un comienzo, había ido decidido a divertirse con la joven unos momentos. No solía bailar, como bien había recordado Felipe, y sabía a ciencia cierta que Agnés Beckesey daba un respingo de susto con sólo oír pronunciar su nombre. ¡Habría que imaginarse entonces cómo reaccionaría si la invitaba a bailar! Pero a Julián no le bastaba con imaginárselo; deseaba vivirlo, y solazarse unos instantes a costa de la indefensa joven que, desprovista del halo protector de sus primas, no sería capaz de rechazar su ofrecimiento.
-        ¿Miss Beckesey?- insistió ofreciéndole la mano derecha.
Agnés envió una fugaz mirada hacia la mano que le ofrecía, con una expresión de indescriptible temor en el rostro, como si aquella encerrara un gravísimo peligro. Julián la observó retroceder levemente con su cuerpo, apegando aún más su espalda al respaldo de la silla, lo que acrecentaba de forma casi imperceptible la distancia que los separaba. El futuro duque se preguntó si el resto de los presentes estaría contemplando la escena que se estaba desarrollando entre ellos.
"Pequeña, acabemos con esto de una vez", pensó mentalmente Julián. "Acepta mi invitación, como dictan las buenas costumbres, y bailemos lo que queda de esta pieza".
Tras unos instantes, Agnés recuperó el habla y articuló algunas inseguras palabras, respondiendo a la invitación de su interlocutor.   
-       Mr. Ranford, yo...- murmuró la joven con voz temblorosa. Inspiró hondamente, alzó la barbilla y abrió el abanico que sostenía en sus manos, ocultando parte de su rostro tras él-: Yo...estoy indispuesta. No quiero...- alzó la voz un poco más-, no bailaré esta noche.
Julián jamás podría describir las emociones que lo embargaron en ese instante. Sí, la negativa de la muchacha fue como recibir un golpe directo a su elevado orgullo, pero también se sintió satisfactoriamente sorprendido. Jamás creyó que una mujer sería capaz de negarle algo en su vida, y aún menos ella, la indefensa y tímida Agnés Beckesey. Lamentablemente para la joven, jamás había recibido una negativa por respuesta, y no permitiría que esta se convirtiera en la primera vez.
Antes de que Agnés pudiera reaccionar si quiera, Julián Ranford la cogió suavemente por la mano que sostenía el abanico, y la llevó junto a él hacia el centro de la instancia. Incapaz de resistirse, ni reclamar por su irrespetuoso actuar, la joven se dejó llevar por la música. Sus piernas temblaban de forma descontrolada, y de no haber sido por la fuerza con que el futuro duque la sostenía entre sus brazos, habría caído de rodillas al suelo.
Julián podía sentir los débiles temblores de los que era objeto el cuerpo de la joven. Ella se aferraba a él como lo haría un naufrago a un pedazo de madera flotando en la superficie del ancho y traicionero mar: no era el objeto más confiable, ya que podría hundirse en cualquier instante, pero no le quedaba otra alternativa si deseaba sobrevivir. Julián, en esos momentos, no resultaba ni de cerca la persona más idónea para buscar apoyo, pero dadas las circunstancias, no tenía más opciones que confiar en que la mantendría a flote hasta que acabara la pieza musical y pudiera volver al resguardo de su silla junto a sus primas.
-      ¿Disfruta del baile, Miss Beckesey?- le preguntó, consciente de cuál era la respuesta de dicha pregunta.

Agnés no fue capaz de alzar su vista, ni de mirarlo si quiera una vez más mientras bailaron. Por regla general, las mujeres se mostraban dispuesta a estar a su lado cuando él así lo requería, no en vano era uno de los solteros más codiciados de todo Londres. Por lo general, siempre estaba nerviosas cuando estaban a su lado o charlaban con él, pero jamás aterrorizadas. Temor no es precisamente la emoción que el hombre desearía provocar en una mujer; devoción, admiración, nerviosismo, deseo, pero jamás terror. ¡Y Agnés parecía definitiva y absolutamente amedrentada a su lado! Esa era una situación que lo incomodaba, pero por suerte, para ambos, el baile acabaría muy pronto.
"Tranquila", pensó, contrariado. "En cuanto acabe, te dejaré en paz".
Mientras daban vueltas por el salón, y a su pesar, Julián sintió que una emoción desconocida hasta entonces cobraba cada vez mayor intensidad en su interior: culpabilidad.
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Felipe, que seguía atentamente con la mirada a Julián, por poco blasfema en voz alta al verlo cometer semejante fechoría con la cándida Agnés Beckesey. Había jurado que, una vez acabara el baile, reprocharía fuertemente su conducta, la que consideraba absolutamente inadecuada e incivilizada.
Richard, que, como su hermano, había observado cada movimiento de Julián con recelos, no pudo evitar sentir en el alma el ultrajo cometido en contra de la joven Miss Beckesey. Desde un comienzo, había admirado a las tres primas, llamando altamente su atención la delicadeza y candidez que irradiaba Agnés. Sólo le bastaba observarla, para sentir que una enorme paz lo invadía; una paz que le había sido arrebatada desde que se inició y se le prohibió participar en ella.
Agnés, en brazos del desalmado de Julián Ranford, se movía con suavidad, sin protestar ante su reprochable conducta: sin posibilidad de defenderse, sometida a su voluntad y a sus órdenes.
Incapaz de continuar viendo semejante infamia, y con la vehemencia y la osadía que sólo la juventud puede otorgar, dejó a un lado su copa con ponche, y se dirigió hacia el centro de la instancia, directo hacia Julián y Agnés.
-     ¿Richard? ¿A dónde vas?- lo interrogó Felipe, pero su hermano continuó su camino sin atender a sus palabras.
En cuanto estuvo junto a la pareja, ésta detuvo su baile. Agnés, con sus ojillos azules reflejando sorpresa e inquietud, aprovechó el instante para alejarse de Julián.
-        ¿Richard?- lo interrogó Julián, extrañado.

-     Creo que es mi turno de bailar con Miss Beckesey- dijo, con un tono de voz que no daba lugar a objeciones.
Julián observó la expresión de Richard, y supo que éste reprochaba duramente su conducta. Podría haber protestado ante su exigencia, pero no lo hizo. Eso no significaba que reconociera su error, en absoluto, pero ya era suficiente. Había logrado lo que se había propuesto, y ahí acababa todo su interés por Agnés Beckesey.  Siempre le habían atraído las mujeres experimentadas, con capacidad de decisión y un carácter determinado. Agnés no representaba ni la mitad de su ideal de mujer, y no llegaría jamás a serlo tampoco.
-       Por supuesto- accedió Julián ante la demanda de Richard-. Estoy seguro que Miss Beckesey estará encantada.
El futuro duque se inclinó ante Agnés, y le besó la mano con extrema delicadeza. Luego envió una  última mirada a Richard, y acto seguido, se retiró del Salón del Baile de forma definitiva.
-     ¿Está usted bien?- le preguntó Richard a la joven, que había seguido atentamente con la mirada a Julián hasta que hubo desaparecido.
Agnés posó en él su suave mirada, y luego asintió silenciosamente. Parecía aún inquieta, pero al menos ya no temblaba descontroladamente.
-           Lamento que Julián la haya tratado así. Si lo desea, puedo escoltarla hasta su asiento inmediatamente- le ofreció él.

-    Descuide. Ya acabará el baile- respondió ella a su vez, y agregó de inmediato-: Gracias...
Richard esbozó una semisonrisa. No sabía la joven, que él también tenía que agradecerle a ella el efecto tranquilizador que ejercía sobre él. Era una extraña sensación sentir paz, luego de tantas semanas de reproches y guerras internas.
-          No tiene por qué agradecerme nada, Miss Beckesey- contestó él con suavidad.
Agnés alzó la mirada dubitativamente, y ante la sorpresa de Richard Thograwn, le dirigió una dulce mirada, sus ojos azules brillando con calidez y serenidad.
 
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-     ¿Es de su agrado Blackwood Manor?- le preguntó Adam, sin poder apartar ni instante la mirada del bello rostro de la joven. Harriet sonrió.

-       Ya que lo pregunta, debo admitir, Mr. Wontherlann, que este lugar es maravilloso, como un pequeño paraíso terrenal- respondió ella-. Aunque no puede decir lo mismo del viaje que nos traído hasta aquí. ¿Ha leído alguna vez a John Milton, Mr. Wontherlann?

-     He leído varias de sus obras poéticas. Aunque no adhiero a muchos de sus pensamientos, considero que es un maestro en su materia- contestó el futuro conde-. ¿Por qué lo pregunta, Miss Beckesey?

-        ¿Alguna vez ha leído su poema "El paraíso perdido"?

-        Nadie puede aseverar que conoce a Milton sin conocer su creación más sobresaliente, que es la que usted ha nombrado.
Harriet asintió con la cabeza, y sonrió con aprobación.
-        No sé si recordará un fragmento de su obra, aquella que dice: "largo y penoso es el camino que desde el infierno conduce a la luz...", ¿la reconoce?

-         Los ángeles que yacen encarcelados en el abismo, por castigo divino, son autores de dichas palabras. ¿Por qué las ha recordado usted?- preguntó Adam-. No puedo evitar sentir curiosidad por su respuesta.

-       Ya le he dicho que este lugar me parece un paraíso, pero el viaje desde nuestro hogar hasta Blackwood Manor ha sido una verdadera tortura, que espero no tener que volver repetir en un futuro muy cercano- y repitió, esbozando con una sonrisa-: "largo y penoso es el camino que desde el infierno nos conduce a la luz...". No puedo estar más de acuerdo, en estos momentos, con las palabras de tan ilustrísimo poeta.
Adam sonrió junto a ella, preguntándose, mentalmente, cuándo antes había charlado con una mujer sobre literatura y poesía. Karinna, estaba claro, no era el caso.
Tras unos instantes, la música al fin se detuvo y puso fin a la pieza de baile. Adam y Harriet permanecieron en la misma posición, resistiéndose a despertar del placentero ensueño en el que se habían sumergido. La joven dama fue la primera en reaccionar, apartando la mirada que tan fijamente había posado en su compañero de baile. Adam cogió sus manos enguantadas, y las besó.
-      ¿Quiere ir beber un poco del maravilloso ponche preparado por Elene?- la interrogó-. Estoy seguro que jamás habrá probado, ni probará, uno más dulce, ni más perfecto que este.

-       Estoy segura de que así es, pero no debe molestarse, Mr. Wontherlann- contestó ella-. Ya es hora de que yo vuelva a mi puesto, y que usted regrese al suyo. Aún está a tiempo para evitar que murmuren.

-      ¿Usted lo cree? ¿Y qué pueden murmurar?- quiso saber él, a la vez que la escoltaba hacia su asiento.

-    ¡Oh! Lo que comúnmente se dice en estos casos. Que quizá me corteja usted, y otras afirmaciones semejantes.

-        ¿Y qué ocurriría, si es eso realmente lo que estoy haciendo, Miss Beckesey?
Harriet abrió el abanico que sostenía en su mano, y cubriendo parte de su rostro con él, respondió:
-   Entonces dirán que es usted un atrevido por intentar seducir tan descaradamente a vuestra propia invitada.
Adam sonrió.
-      Está bien, usted gana- reconoció-. Pero tendrá que bailar conmigo otra vez antes de que acabe la fiesta.

-         Como guste, Mr. Wontherlann- respondió ella, tomando asiento en su silla-. Será un placer.

-          Lo mismo digo- aseguró el futuro conde.



15 comentarios:

Scarlett O'Hara dijo...

Que capitulazo, tengo los pelos de punta, pobrecita Agnes!!!! La comprendo perfectamente, ahora, yo hubiera sentido y actuado de la misma manera, ciertamente situaciones como esas me dan mucho miedo, asi que la entiendo perfectamente.
Ese Richard al rescate cual caballero andante, ha estado bien, aunque creo que tu forma de plantearlo a sido demasiado precipitada, lo he visto un pelin forzado y a contratiempo, pero aún así, me dan muchas esperanzas esta parejita, les veo futuro y creo que seran muy interesante.
Besos:)

Eli dijo...

Vaya, vaya... ¿que pasará entre Agnes, Julián y Richard? No me esperaba que este último se fijara en Agnés. Ha sido especialmente interesante la conversación entre Harriet y Adam, ya quiero saber como continua ^^

AKASHA BOWMAN. dijo...

Me cachiss la mar, ahora el libertino de Julian pretende enturbiar el carácter dócil de la pobrecilla Agnés. ¿Por qué? ¿Acaso le da miedo enfrentarse a una igual como es Harriet o es que doblegar un carácter firme como el de Sofía tampooco le implica ningún reto? En estos juegos del cortejo y de la perversidad de ciertos caballeros, las damas más indefensas son las que llevan las de perder. De vveras que cada vez me cae pero este inmoral, lo cierto es que me encantaría verlo doblegarse ante una mujer... ¿qué tal la propia Agnes? jejejejje

¿Qué leo? ¿Que "mi favorito" Richard ya tiene a su predilecta? ¡¡Me complace enormemente descubrir que se trata de la dócil y tímida Agnés y resultará toda una aventura que no quisiera perderme comprobar cómo bajo la ardentía del amor y la pasión el caparazón de la joven se va desplegando como si se tratara de un capullito de rosa!! (Lo siento, en mi magín ya veo cosas jejejejjeje)

Me agrada mucho que hayas nombrado al señor Milton en este capítulo, pues es uno de los más notables poetas ingleses que tuvieron lugar en el siglo XV. Quien no conozca su "Paraíso Perdido" desconoce la grandeza de un gran poema épico. Del mismo modo pienso igual que Adam: ¡qué grato resulta poder hablar de poesía y literatura en general con tu interlocutor sabiendo que tienes ante ti a un igual!

No olvides que entonces muchas de las damas eran unas bobas simples con el único propósito de complacer y corroborar todas las opiniones de los caballeros, sin mostrar personalidad propia y en general sin estar demasiado versadas en nada más allá de los guantes de tafilete y la seda de sus vestidos. Me agrada comprobar qué maravillosas resultan las excepciones.

No te olvides de "mi" Richard eeeeh.

Besitos y genial capítulo, lo cierto es que echaba de menos una lectura de categoría.

Infinities of love.

anne wentworth dijo...

Muy buen capitulo!!! oye pero que te gusta darnoslo a cuenta gotas, siempre me dejas con la boca abierta y los ojos como platos, para no perder detalle, y cuando estoy mas que atenta a que va a pasar.... me cacho!!! (diria manolito).. me pones el continuara.... pero estoy en espera del siguiente capitulo!!!!
un abrazo!!

Wendy dijo...

No he leído los capitulos anteriores así que no voy a entrar en la trama pero he disfrutado mucho con el baileconcretamente con el párrafo en el que Julian lleva al centro del salón a Miss Beckesey.
A ver si consigo ponerme al día.
Un beso, querida.

Citu dijo...

Hola nena como vas perdona no haber pasado antes por aca. Me alegra mucho que volvieras publicar. Pronto me pondte a leer los capitulos que me faltan te mando un beso y cuidate

Eleanor Atwood dijo...

Al fin vuelves! justo cuando me pongo al día para opinar... creí que no vería el final de esta historia.
Los libertinos van a por las tímidas, como hacen las hienas con las gacelas heridas. ¡Qué lástima que el bribón sea tan atractivo! Richard ha actuado como un caballero, mas me temo que ahí se formará tremendo lío si Julian decide que quiere algo más que divertirse con ella...
¡Esa Harriet descarada! jajajaja!
"Que quizá me corteja usted, y otras afirmaciones semejantes". Menuda directa. Una chica tan resuelta puede meterse en problemas, pero seguro que no se dejará engañar tan fácilmente.

Un besito y esperando el próximo.

Eileen dijo...

SCARLET O'HARA, agradezco tu comentario y que produzca mi relato esas emociones en ti. También valoro tu crítica y tu opinión, esto sirve para mejorar cada día más la forma de plantear las historia.

Procuraré ir con más cuicdado la próxima vez, dado que mis lectores son detallista y exigentes jajajajajaja

Mil cariños, y bienvenida a Blackwood Manor una vez mas.

Eileen dijo...

ELI, querida, ELI. Si, y ni te imaginas el rumbo que cogerán las cosas dentro de un tiempo jajajaja digamos que aún esto en una parte introductoria de la historia, donde estoy procurando que los lectores conozcan a profundidad a los personajes, sus reacciones, su vida. Lo suceda desde el baile en adelante, serán de lo más impresionantes jajaja (me sobo las manos con regocijo)

Muchos besos y cariños. Te visitare luego,

Eileen dijo...

AKASHA, ilustre invitada de Blackwood Manor, tienes razón. La mujeres en ese tiempo eran bastantes superficiales, pero sobre todo, por que la cultura y la idiosincracia de aquella época. La mujer no servía más que para ser dulce, tener hijo, y complacer a su marido.

Harriet sin lugar a dudas es una revolucionaria de aquella época jajajjaa no es de extrañar que Adam y cualquier hombre quedara impresionado con ella y sus temas de vonversación.

Si, Julián es un verdadero bribón, aunque habría que ver cuál es la verdadera razón de su conducta y comportamiento tan arrogante, inseible y bravucón.

Miles de cientos de besos, mi querida dama. Bienvenida a Blackwood Manor.

Eileen dijo...

ANNE WENWORTH, queridisima!!!! Lo siento, quizás los próximos capítulos en tu honor los haré mas largos, ok???? Y sólo por que tu me lo pediste.

Me satisface que te tengan tan entusiasmada, gracias por tu apoyo. Siempre uno necesita que le digan que lo está haciendo bien, para continuar con aun más animo su labor. ¿no es cierto?

All the love.

Eileen dijo...

WENDY!!! No te preocupes, cuando tengas tiempo, lees el resto de los capitulo, aunque como he estado un pelín ausente, no es mucho lo que he avanzado.

te espero luego por aqui.

Besos

Eileen dijo...

CITU, bienvenida eres en Blackwood Manor cuando lo desees. Las puerta estarán abiertas siempre para tan ilustrisimas damas.

Un millón de cariños.

Eileen

Eileen dijo...

ELEANOR ATWOOD, si, definitivamente Harriet resulta un pelín demasiado osada para su época, pero también es resuelta, determinada y conciente.
Eso la hace, una mujer atractiva, pero también, una persona a la que temer.

Jamás podría dejar mi querida historia asi, ni podria dejarlos a todos ustedes de esa forma!!!! Tve problemas para continuar durante el tiempo en que estuve ausente, pero ahora vuelvo con todos el ánimo y dispuesta a hacerlo lo mejor posible.

También pronto vienes una remodelación completa del blog, de las fotos de los personas, y todo, asi que esten atentos jajajaja

Cariños.

anne wentworth dijo...

Eileen:
te mande un correo con una pregunta, pero no se si te llego, me puedes avisar plis...
gracias!!!!